lunes, 6 de mayo de 2013

Primero fue video y luego ingresó a la literatura


El señor Lessmore es un amante de los libros y como a muchos que les gusta leer, también disfruta escribiendo. Morris Lessmore escribe todos los días en su libro, escribe sobre sus anhelos, sus penas, sus alegrías, sueños y esperanzas… soñanando que algún día sus memorias se conviertan en un gran libro que pueda ser leído por los demás. Sin embargo, cuando llega el gran huracán (un guiño a Katrina) el libro de Morris se vuela junto con el resto del pueblo, las casas, las calles, las personas. Cuando pasa el temporal, el pueblo queda desolado y tristemente gris. Morris deambula por las que antes eran calles, un poco perdido, un poco desorientado y totalmente vacío sin su libro.
Los libros sanadores
En medio de la desolación se aparece ante Morris Lessmore una mujer que vuela gracias a que miles de libros multicolores la sostienen como si fuesen un puñado de globos inflados con helio; ella le entrega a Morris un libro y con eso lo "salva" de la tristeza. Morris es conducido al gran paraíso para quienes aman los libros: la biblioteca. En su nuevo hogar Morris dedica la vida a los libros, los cuida literalmente, los restaura si así lo requieren, los ordena y les da vida compartiéndolos con los lectores que llegan a la biblioteca en busca de alguna lectura. Los libros le devuelven a Morris la vida que parecía perdida tras el huracán.
Todo vuelve a comenzar
Con el tiempo Morris se va volviendo viejo y enfermo; esta vez son los libros quienes lo cuidan a él, tomando especial atención con su espíritu al continuar leyéndole un cuento cada noche. Morris está llegando al final de la vida, pero bien acompañado y lleno de sentido: ha terminado de escribir su libro y, al igual que la mujer de los libros voladores, Morris es elevado por miles de libros multicolores que vuelan y lo conducen a su descanso eterno. Una niña pequeña entra a la biblioteca y en sus manos es depositado el libro que contiene la vida de Morris… así todo vuelve a comenzar.
Un canto para los amantes de los libros
Con una estética antigua o vintage las ilustraciones de este libro y la narración encantarán sin duda a todos aquellos que aman los libros y en especial a quienes dedican su vida a ellos. EnLos fantásticos libros voladores del Señor Morris Lessmore se huele el papel y las tapas de los libros, se siente el dar vuelta cada página para encontrarse con una sorpresa, se admira las tipografías y los colores de las ilustraciones, se ama cargar con un libro bajo el brazo, se admira y busca encontrar vida en cada una de estos objetos mágicos que acompañan nuestra existencia.
El cortometraje que ganó el Oscar
A diferencia de muchos libros que han inspirado películas, el libro Los fantásticos libros voladores del Señor Morris Lessmore vivió el proceso inverso pues fue a raíz del cortometraje de sus creadores William Joyce y Joe Bluhm que la historia de Morris Lessmore fue plasmada en un libro ilustrado. La diferencia entre ambos formatos, además de la obvia, es que el libro contiene una historia que se puede leer y disfrutar, y el cortometraje da vida a la historia solo con el movimiento ya que carece de voces. Una historia tan bien contada, tan bien ilustrada y que toca tan profundo en el corazón fue distinguida con el Oscar al mejor cortometraje el año 2011.
La aplicación para el Ipad
Los creadores de esta fantástica historia invitan a sus lectores a expandir aún más la experiencia y a acompañar a Morris Lessmore gracias a una genial aplicación para el Ipad. La interactividad, una música genial y juegos relacionados serán de atracción tanto para los niños como para los adultos. Esta aplicación, el cortometraje y el libro se unen para rendir homenaje al libro, al libro de papel que paradójicamente rodeado de tecnología se vuelve cada vez más imprescindible.

sábado, 4 de mayo de 2013



Estamos leyendo...



Ensayo

Escritores enamorados

El historiador Daniel Balmaceda aborda las relaciones sentimentales de Borges, Lugones, Bioy Casares y Arlt, entre otros, en un libro que puede leerse como un conjunto de cuentos románticos con personajes reales
Por   | Para LA NACION
En literatura, las historias de amor suelen terminar trágicamente. Romeo y Julieta no admite un final hollywoodense, tampoco Madame Bovary o Anna Karenina. Desde la Odisea hasta nuestros días, los relatos de amor y muerte de los que se nutre la literatura fueron concebidos por escritores y escritoras, que en muchísimas ocasiones narraron sus propias experiencias. Acaso por eso resulta lógico que la contundencia del título del libro de Daniel Balmaceda, Romances argentinos de escritores turbulentos, y las palabras finales de su contratapa ("muestra a los escritores al desnudo, en su faceta más íntima y desconocida") despierten curiosidad. ¿Conoceremos, entre otros muchos, los romances vividos y no contados por Lugones y Quiroga, por Alfonsina Storni y por las hermanas Ocampo, por Arlt y Borges, por Norah Lange y Silvina Bullrich?
En el prólogo, Balmaceda anuncia que se propuso reunir a "distintas generaciones de escritores, pero todos entrelazados. Sus romances turbulentos se cruzan hasta formar un laberinto de callejones sin salida y espirales interminables". Precisamente, ahí reside una de las virtudes del libro: el modo en que Balmaceda traza ese laberinto por el que transitan cerca de treinta escritores y un buen número de escritoras. Los romances apasionados se fusionan con los amoríos insensibles, el goce con el dolor. A la hora de enamorarse, Roberto Arlt era casi un calco de sus personajes: aspiraba a lo imposible y no vacilaba en jugar todas sus cartas para conseguirlo; no siempre ganaba. Por el contrario, tanto Adolfo Bioy Casares como Horacio Quiroga eran dueños de un enorme poder de seducción, que llevaban hasta sus últimas consecuencias. Tal vez la síntesis del goce y del dolor la encontramos en Jorge Luis Borges: perenne enamorado, rara vez correspondido. Por encima de sus repetidos fracasos, se torna patético el control que sobre él ejercía su madre, doña Leonor, y el modo apacible con que Borges aceptaba ese control. Victoria Ocampo, Norah Lange, Alfonsina Storni, Silvina Bullrich y Martha Mercader asumen, con sus romances, mayores riesgos del que corren los escritores, sobre todo teniendo en cuenta cuáles eran las reglas morales que para el llamado "sexo débil" regían en aquellos tiempos.
Romances argentinos de escritores turbulentos puede leerse como la crónica de ciertos amores semisecretos que marcaron una época o como un conjunto de cuentos románticos con personajes reales, aunque no es del todo descabellado señalar que también admite ser leído como una novela. En su totalidad, el libro ofrece una certera pintura de época, con los usos y costumbres de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Los escritoras y los escritores que lo recorren aparecen una y otra vez a lo largo del volumen. En la página 21 encontramos a Leopoldo Lugones, definitivamente enamorado de Juana González, pero en la página 152 le dedicará cientos de versos a Emilia Cadelago, "mi novia adorada", y en la página 207, poco antes de suicidarse, tendrá un último amor con la joven poeta María Alicia Domínguez. Esta peculiaridad no es privativa de Lugones, también Quiroga, Nalé Roxlo, Arlt, Borges, Bioy Casares y Antoine de Saint-Exupéry se repiten en distintos momentos del relato. Balmaceda incluso incorpora algunos textos que no se refieren a historias de amor, pero que operan como enlaces en el conjunto de la narración. Abandone toda esperanza aquel lector confundido que, frente a tantos secretos de alcoba, imagina un recopilado de chismes al mejor estilo revistas del corazón o del escándalo. Daniel Balmaceda prescinde de ese mal gusto y ofrece, en cambio, un libro que se saborea lenta y placenteramente, con el mismo deleite con que paladeamos los buenos platos
.

domingo, 25 de noviembre de 2012

A los que lo escuchamos tantas veces y tuvo tanto por decir de lo que nos sucedía, este homenaje es imperdible. Nano, realmente que va a ser de nosotros si estás lejos de casa…


Maldito Serrat
De Ignacio Copani


Cómo lograste hacerme reír
y llorar y sentir que ya empieza la fiesta,
cómo lograste hacerme feliz lejos de mi país que aplasta y apesta.
Cómo lograste en tu voz encender
al poeta de ayer, de tu España quebrada
y dime cómo la propia mujer
que yo quiero se fue detrás de tus palabras.
Maldito Serrat... Maldito ladrón... Copiaste la idea que tenía yo
justo antes que yo mismo la escribiera,
maldito Serrat... Pero quién pudiera decir:
Ay... amor, sin ti no entiendo el despertar...
Ay... amor, sin ti mi cama es ancha,
Ay... amor, que me desvela la verdad,
entre tu y yo la soledad y un manojillo de escarcha
Cómo lograste hacerme sufrir
por Irene y Manuel y el adiós de Lucía.
Cómo lograste mentirme tan bien,
que hasta puedo creer que hoy va a ser un gran día.
Cómo lograste tanta precisión
describiendo a mi pueblo blanco y polvoriento
si el sacristán por ahí no te vio,
ni el cura, ni el cabo, ni el polvo ni el viento.
Maldito Serrat... Maldita canción...
Golpeando a las puertas de este corazón
que estará siempre de par en par esperando,
latiendo a tu ritmo, lo mismo que cuando cantaste:
Ay... Ay utopía... Dulce como el pan nuestro de cada día.
Cómo lograste hablar tanto de mi
y los locos que aquí adoramos tu tema.
No hago otra cosa que pensar en ti
cuando quiero escribir y no nace el poema.
Cómo lograste a los tiempos vencer,
con mi padre fue ayer, con mis hijas ahora
que te agradecen por hacernos ver
que de vez en cuando la vida enamora.
Bendito Serrat... Hermano mayor
de todo el que quiera hacer una canción
de verdad, de este tiempo que empuja y arrasa
o de las pequeñas cosas que nos pasan.
Bendito Juglar, no apagues tu voz,
qué hacemos nosotros, los de este rincón
sin oir en tu verso al amigo que abraza,
quién puede seguir y qué va a ser de mi si estàs lejos de casa...







viernes, 2 de noviembre de 2012

A Pasión Ando: Libros, libros...

A Pasión Ando: Libros, libros...

Libros, libros...




Quiero quedarme en medio de los libros / vibrar con Roque Dalton con Vallejo y Quiroga / ser una de sus páginas / la más inolvidable / y desde allí juzgar al pobre mundo / no pretendo que nadie me encuaderne / quiero pensar en rústica / con las pupilas verdes de la memoria franca / en el breviario de la noche en vilo mi abecedario de los sentimientos / sabe posarse en mis queridos nombres / me siento cómodo entre tantas hojas / con adverbios que son revelaciones / sílabas que me piden un socorro / adjetivos que parecen juguetes / quiero quedarme en medio de los libros / en ellos he aprendido a dar mis pasos / a convivir con mañas y soplidos vitales / a comprender lo que crearon otros / y a ser por fin / este poco que soy”.


Mario Benedetti, “Libros”, 2008

miércoles, 31 de octubre de 2012

Síntesis de una experiencia teatral

Sí: la nostalgia sigue siendo igual que antes


              
         En un siglo en que los vencedores son siempre los que pegan más fuerte, los que sacan más votos , los que meten más goles, los hombres más ricos y las mujeres más bellas, es alentadora la conmoción que ha causado en el mundo entero la muerte de un hombre que no había hecho nada más que cantarle al amor. Es la apoteosis de los que nunca ganan. (...)
             Tres generaciones – la nuestra, la de nuestros hijos y la de nuestros nietos mayores- teníamos por primera vez la impresión de estar viviendo una catástrofe común, y por las mismas razones. (...) Así es: la unica nostalgia común que uno tiene con sus hijos son las canciones de los beatles. Cada quien por motivos distintos, desde luego y con un dolor distinto, como ocurre siempre con la poesía. (...) Yo no olvidaré nunca  aquel día memorable cuando oí por primera vez una canción de los beatles. A partir de entonces descubrí que el universo estaba contaminado por ellos. (...)
              Emilio García Riera, que estaba de acuerdo conmigo y que es un historiador de cine con una lucidez, me dijo por esos días: “Oigo a los Beatles con un cierto miedo, porque siento que me voy a acordar de ellos porr todo el resto de mi vida” Es el único caso que conozco de clarividencia para darse cuenta de que estaba viviendo el nacimiento de sus nostalgias.
              Como sucede siempre, pensábamos entonces que estábamos muy lejos de ser felices, y ahora pensamos lo contrario. Es la trampa de la nostalgia, que quita de su lugar a los momentos amargos y los pinta de otro color y los vuelve a poner donde ya no duelen. Como en los retratos antiguos que parecen iluminados por el resplandor ilusorio de la felicidad. (...)
              Los viejos no somos los que tenemos muchos años, sino los que no se subieron a tiempo en el tren de sus hijos.Aunque en realidad, nuestro pasado personal se aleja de nosotros desde el momento en que nacemos, pero sólo lo sentimos pasar cuando se acaba un disco.


                                                                                      Gabriel García Márquez.
   

domingo, 28 de octubre de 2012

El Hobbit de J.R.R.Tolkien.

Para ir agendando para el próximo diciembre...
El director galardonado con un premio de la Academia® Peter Jackson nos ofrece 'El Hobbit: Un viaje inesperado', la primera parte de la adaptación de la imperecedera y popular obra maestra El Hobbit, de J.R.R. Tolkien.

La aventura acompaña en su viaje al personaje al que hace mención el título, Bilbo Bolsón, que se ve arrastrado a una épica búsqueda para recuperar el reino enano de Erebor, secuestrado por el terrorífico dragón Smaug. Reclutado inesperadamente por el mago Gandalf el Gris, Bilbo se halla a sí mismo enrolado en una compañía formada por trece enanos y liderada por el legendario guerrero Thorin Escudo de roble. Su viaje les llevará a tierras salvajes, a territorios peligrosos repletos de trasgos y orcos, mortíferos wargos y arañas gigantes, cambia pieles y hechiceros.
Adaptación cinematográfica de la obra escrita por J.R. Tolkien, el creador de 'El señor de los anillos.

"Poca gente es capaz de prever hacia donde les lleva el camino hasta que llegan a su fin." J:J.R.Tolkien.